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Poco ha durado la ilusión de ver más cerca el fin de la guerra comercial. Mientras que este jueves portavoces de ambos gobiernos confirmaban que la retirada de tasas de recargo a las importaciones se producirá ya desde la primera fase de su acuerdo comercial, 24 horas más tarde Donald Trump lo ha negado.
“No hemos acordado nada. A China le gustaría que hiciéramos algo así como una marcha atrás, no una marcha atrás completa, porque saben que yo no lo haría”, ha afirmado el presidente estadounidense en declaraciones a la prensa en la Casa Blanca. “Nos estamos llevando muy bien con China, ellos quieren hacer un trato, francamente ellos quieren hacer un trato mucho más que nosotros, estoy muy feliz ahora mismo, estamos ingresando miles de millones de dólares”, ha añadido.

Las palabras de Trump sobre los aranceles contradicen el anuncio que hizo el jueves el Ministerio de Comercio chino, que aseguró que había llegado a un acuerdo con Washington para cancelar por fases los gravámenes que ambas partes se han ido imponiendo durante la disputa, que comenzó en marzo de 2018. Fuentes conocedoras de las conversaciones en Washington confirmaron a Efe que el repliegue en los aranceles comerciales formaba parte de la “fase uno” del acuerdo.

Pese a este jarro de agua fría, los inversores se han mantenido optimistas. Las acciones de la bolsa de Nueva York cayeron a sus mínimos del día en ese momento, pero cerraron en verde. De hecho, el índice S&P ha marcado un nuevo récord histórico con cinco semanas consecutivas al alza

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EE.UU mantiene las subidas de aranceles del 15 de diciembre.

En el seno de la Administración estadounidense existen diferencias sobre cómo afrontar dichas negociaciones y por ahora se mantiene en vigor una nueva subida de aranceles prevista para el 15 de diciembre y que afectaría a importaciones chinas por valor de 156.000 millones de dólares.

El principal asesor comercial de la Casa Blanca, Peter Navarro, ha señalado que la imposición de gravámenes sigue estando “sobre la mesa”, aunque no ha descartado que sea finalmente suspendida. “Lo que está sobre la mesa son los aranceles que vienen el 15 de diciembre (…) Estaríamos dispuestos yo creo, bueno depende del presidente, a posponer esos gravámenes”, ha apuntado Navarro en declaraciones a la emisora de radio NPR.

El Gobierno chino ha exigido que se cancele esa nueva ronda de aranceles como parte de las conversaciones, pero de momento Washington se ha resistido a dar su brazo a torcer. De producirse esa nueva tanda de gravámenes, impactaría en la venta de teléfonos y ordenadores, y además cubriría prácticamente el total de los intercambios comerciales entre los dos países.

Trump insiste en que se reunirá con Xi Jinping en Iowa

Pese a haber contradicho lo anunciado por Pekín, Trump ha insistido y en su intención de reunirse con su homólogo chino, Xi Jinping, para firmar un acuerdo para poner fin a la guerra comercial en un escenario que podría ser Iowa.

Estaba previsto que ambos rubricaran un acuerdo durante la cumbre de la APEC en Chile, que se iba a celebrar los próximos días 16 y 17 en Santiago, pero esta cita tuvo que ser cancelada por las protestas en ese país. Trump ha reiterado que la firma “podría ser en Iowa” o en otra “granja” de EE.UU.

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Iowa, un estado eminentemente agrícola, es clave en las elecciones presidenciales de EE.UU. de 2020 por ser el primero en celebrar su proceso de primarias y, además, se ha visto golpeado fuertemente por la guerra comercial debido a los gravámenes que Pekín impuso sobre la soja. Sea como fuera el pacto definitivo, Trump ha descrito las negociaciones como un proceso de tres etapas, del que todavía no hay acuerdo para la “primera fase”.

Ya en octubre EE.UU. informó de una posible tregua en la disputa comercial con China y anunció una congelación de los aranceles que tenía previsto imponer ese mes, a la vez que aseguró que Pekín iba a aumentar sus compras de productos agrícolas estadounidenses hasta llegar a entre 40.000 y 50.000 millones de dólares.

Según la información facilitada por Washington, el pacto incluiría medidas relativas a la devaluación de la divisa china y temas de propiedad intelectual, aunque no abordará uno de los temas más espinosos: la obligación de las empresas extranjeras en China a compartir información tecnológica con el Gobierno. Ese tema quedará relegado a una “segunda fase”, de acuerdo a lo explicado por Trump en los últimos días.

Fuente: www.finanzas.com

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