Las inversiones son determinantes para la recuperación de la construcción, tras ser un pilar en la economía mexicana, actualmente se encuentra en declive. Se deduce que comenzó cuando el gobierno nacional estableció recortes en el gasto público al segmento de obras.
La industria de la construcción mexicana juega un papel relevante en la economía del país y hoy es la cuarta industria de mayor aporte al PIB nacional y el tercer mayor generador de empleo, sin embargo, durante los últimos 10 años ha ido perdiendo mucha fuerza. Es cosa de ver los números. Si en 2013 la industria aportaba un 7,4% del PIB, la representatividad cayó a un 6,6% en 2019, y se profundizó con la pandemia alcanzando un 6,4% en 2020, esto según los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi).
En el período de 2013 a 2019 la Industria de la Construcción registró un crecimiento promedio anual de sólo 0,3% (en 2019 se registró una caída del 4,9%). Mientras que en 2020 el descenso fue de 17.4%.
El comienzo de la debacle se estima se inició cuando el gobierno nacional estableció fuertes recortes en el gasto público al segmento de obras de ingeniería civil. Entre 2013 y 2020 el gasto público destinado a este concepto se redujo un 40%, de hecho, sólo en 2020 el gasto público se redujo en un 8,6%. Asimismo, la inversión privada en construcción registró cifras negativas ese año, con una contracción del 18,3%.
Aun así, ha sido el sector privado es que ha ‘mantenido’ el sector. Del 100% de valor facturado a nivel nacional durante el periodo enero – junio 2021, un 58,8% (124.159 millones de pesos – o unos US$6.115 millones) correspondió a obra privada y el restante 41,2% a obra pública. De hecho, de acuerdo con un informe del Centro de Estudios Económicos del Sector de la Construcción (CEESCO), “a medida que los niveles de inversión pública y privada se dinamicen en la segunda mitad de 2021, el sector de la construcción podría crecer entre 8,5 y 10,5%; en caso contrario, se corre el riesgo de alargar aún más el período recesivo”.
Considerando que los niveles de inversión pública y privada se dinamicen en la segunda mitad de 2021, durante 2022, el sector podría alcanzar un crecimiento de entre 3,5 y 4,5%. Y puede ser que el año pasado haya mostrado algo de dinamismo. Según Álvaro Rodríguez, presidente de MPE Group (Montajes y Proyectos Especializados SA de CV), empresa dedicada al alquiler y venta de equipos especializados para montaje pesado o sobredimensionado, “si bien la industria ha estado algo lenta en los últimos dos-tres años, en el último trimestre de 2021 se empezaron a ver signos de recuperación, al menos en mi giro (…) Hemos recibido más solicitudes de cotización de renta y venta de equipos y eso indica que los proyectos están siendo liberados, muchos de ellos fueron pospuestos por diversas razones, tanto políticas como sanitarias pero se empieza a ver una leve mejora en la actividad industrial del país”, añade.
Recuperando efectos adversos
Si bien la industria ha estado algo lenta en los últimos dos-tres años, en el último trimestre de 2021 se empezaron a ver signos de recuperación.
Pero el camino de la recuperación será largo. La pandemia no hizo más que venir a complicar aún más el panorama y el año pasado el PIB de la construcción sufrió una de sus peores caídas, con una tasa de decrecimiento del 17,4%.
Otro factor que ha jugado en contra del sector es el costo de los materiales. Insumos como el acero, el aluminio y el cobre, se vieron afectados por el aumento de precios que generó la escasez de materia prima al interrumpirse las cadenas de suministro. El alza en el precio de los materiales al inicio de 2022 elevó hasta un 20% el costo de producción por metro cuadrado. Si el año pasado un metro cuadrado de obra gruesa requería inversiones por 6.000 pesos (US$295), actualmente asciende a unos 7.200 pesos (cerca de US$354).
Otro golpe que enfrentó México en 2020 fue la caída de 11,7% de la Inversión Extranjera Directa, la que sumó poco más de US$29.000 millones. “Esperemos que el gobierno ponga las condiciones adecuadas para que la inversión extranjera realice los proyectos industriales que se tenían planeados, si eso se da, podríamos volver a la normalidad muy pronto”, dice Rodríguez.
De acuerdo con estimaciones de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), este año será difícil recuperar la inversión en infraestructura. En los últimos 13 años, la inversión en construcción ha experimentado una contracción cercana al 38%, y aunque 2022 presente posibilidades de mejora, ante un descenso tan pronunciado revertir la situación tomará requerirá de mucho más tiempo.
Cruz Adrián Santos Macías, dirigente de la sección Ensenada de la CMIC señaló en un encuentro con medios de comunicación la necesidad de inyectar más presupuesto en infraestructura en el país. De acuerdo con la entidad el gobierno debería destinar por lo menos un 5% del PIB en infraestructura. “Ahora sólo se invierte un 2,6%, lo que deja al descubierto el serio retraso que tenemos en infraestructura, sobre todo el carretero, donde en ocasiones no se tiene ni para mantenimiento”, dijo Santos.
Francisco Solares Alemán, presidente nacional de la CMIC, ha señalado que recuperar los niveles de producción pre-pandémicos tardará al menos hasta 2024.
Estrategia integral
No cabe duda que el sector requiere urgentemente de una estrategia para retomar su posición en el mercado nacional, recuperando su participación en la economía. Es así como México planea sendos proyectos de inversiones. Ya Construcción Latinoamericana se ha referido con anterioridad a dos importantes paquetes de proyectos lanzados a finales de 2020. Son en total 68 proyectos que requerirían inversiones por unos 525.000 millones de pesos (unos US$26.600 millones y alrededor del 2,3% del PIB del país).
La administración del presidente Andrés Manuel López Obrador esperaba que estas iniciativas permitirian que la economía recuperara en 2021 la fuerza perdida. Si bien hubo movimiento, no fue el esperado.
Es así como a mediados del año pasado se presentó un tercer paquete de proyectos que incluyó más de una decena de iniciativas de comunicaciones y transporte por una inversión total de 70.000 millones de pesos (cerca de US$3.400 millones).
Pero además de la apertura de proyectos, un reto esencial para que las empresas de la industria recuperen la participación que tenían previa a la crisis, es ofrecer alternativas que fomenten el aumento de la inversión.
“El sector viene en una franca desaceleración, primero por la transición de gobierno y después por la pandemia. La caída en la demanda de múltiples servicios y productos generó que la gran mayoría de los planes de inversión de las empresas se detuvieran, y sin inversión la construcción es el primer sector en sufrir. Los tres megaproyectos del gobierno federal si bien son importantes y dan un respiro a las constructoras de mayor tamaño, las medianas requieren de la inversión privada para mantener su nivel de ventas”, sostiene Miguel Pérez Frías, director general de Sapco Energía, empresa especialista en proyectos de energía y oil & gas.
De acuerdo con el ejecutivo, si bien el sector de generación de energía estuvo sin inversiones nuevas desde hace un par de años “esperamos que se materialicen los proyectos de la Comisión Federal de Electricidad para sus 11 plantas nuevas de generación que nos permita retomar la carga de trabajo prepandemia”. De acuerdo con Pérez, “el sector de energía, tanto generación como petróleo -con los precios de crudo en estos niveles, muchos proyectos de explotación y gas se vuelven muy atractivos- deben ser los motores de la industria. Al mismo tiempo la recuperación de la economía incrementará la demanda de energía eléctrica”, asegura.
En este contexto es que la CMIC busca que se promuevan, con más fuerza, la demanda de servicios con beneficios fiscales al sector de la construcción. Dentro de los puntos mencionados por la entidad están: impulsar y privilegiar el gasto fiscal en inversión física productiva a través de los proyectos de infraestructura local, estatal y regional, así como en el ámbito federal; un gasto más inteligente y eficiente permitiendo reducir el desperdicio de recursos al interior de cada rubro; elevar el contenido nacional de los proyectos productivos de infraestructura con inversión y coinversión pública-privada, con el fin de garantizar que las empresas en México puedan convertirse en proveedoras de insumos y bienes de dichas obras y con ello preservar el empleo y el crecimiento económico del país; y generar un clima económico conveniente para la inversión; entre otros aspectos.
Financiamiento
Una de las prioridades del plan de trabajo del actual presidente de la CMIC es precisamente crear nuevas alianzas de financiamiento que abran la posibilidad a sus afiliados de acceder a créditos, distintos a las opciones actuales del mercado. En este sentido es importante destacar que la CMIC se ha asociado a Konfío, plataforma tecnológica que impulsa a las compañías en crecimiento, para entregar un beneficio exclusivo a sus constructoras afiliadas, ofreciéndoles acceso a créditos y opciones de financiamiento por hasta 3.000.000 de pesos mexicanos (unos US$150.000) a tasas preferenciales y adaptadas a sus necesidades.
“En este escenario, nos emociona seguir contribuyendo positivamente al crecimiento de las empresas mexicanas. Estamos seguros de que esta alianza con la CMIC incrementará el valor de nuestros servicios, al ofrecerles a las compañías beneficiarias un amplio abanico de soluciones financieras y tecnológicas que se adapten a sus necesidades y a la etapa de crecimiento en la que se encuentren, así como a superar los retos tras una época sin precedentes como la que enfrentamos actualmente”, explicó Luis Mondragón Guerra, director comercial de Konfío.
Por: Cristián Peters Quiroga
Texto recuperado el 22 de febrero del 2022 de construccionlatinoamericana.com