El movimiento y la gran capacidad han convertido al puerto de Brownsville como fundamental para distribución del acero a México. Además, ha sido fundamental para el transbordo de combustibles y lubricantes.
Mueve más de tres millones de toneladas de productos de acero por año, siendo este producto uno de los pilares más grandes y significativos del puerto de Brownsville, el de aguas profundas más cercano al centro industrial de México en Monterrey.
Actualmente, un importante proyecto tiene lugar en la terminal en el puerto para maximizar la carga eficiente de vagones de góndola abiertos para envíos de planchones de acero para alimentar la planta recientemente ampliada de Ternium en Pesquería, Nuevo León.
Con un aumento esperado en la producción de acero, se invertirán millones de dólares para acomodar mayores volúmenes y acelerar el movimiento de acero a través del puerto.
COMBUSTIBLES
El puerto también es un importante centro de transbordo de productos líquidos como gasolina premium, diésel, combustibles para aviones y lubricantes, antes de ser transportados a destinos finales en todo México.
Anteriormente, los clientes en México tenían que comprar energía a través de Pemex, pero ahora pueden adquirir productos básicos en el mercado a través de sus propios recursos.
Como resultado, la demanda de productos refinados continúa creciendo constantemente y las capacidades del puerto para manejar grandes volúmenes brindan a los clientes la posibilidad de llegar al interior de México, una ventaja significativa en el mercado competitivo.
Por ejemplo, Sunoco LP, uno de los mayores distribuidores independientes de combustibles de Estados Unidos, anunció en mayo de 2021 el desarrollo de una terminal de productos refinados en el Puerto de Brownsville.
La terminal totalmente nueva, con 560 mil barriles de almacenamiento, brindará flexibilidad de suministro al negocio de distribución de combustible existente de la compañía en el sur de Texas.
El sitio también facilitará los esfuerzos de Sunoco para vender en el creciente mercado de exportación de combustibles a México. Sunoco espera que la terminal esté en servicio para el segundo trimestre de 2022 con una inversión total de aproximadamente 55 millones de dólares, de los cuales aproximadamente 40 millones se invirtieron en 2021.
Las inversiones son determinantes para la recuperación de la construcción, tras ser un pilar en la economía mexicana, actualmente se encuentra en declive. Se deduce que comenzó cuando el gobierno nacional estableció recortes en el gasto público al segmento de obras.
La industria de la construcción mexicana juega un papel relevante en la economía del país y hoy es la cuarta industria de mayor aporte al PIB nacional y el tercer mayor generador de empleo, sin embargo, durante los últimos 10 años ha ido perdiendo mucha fuerza. Es cosa de ver los números. Si en 2013 la industria aportaba un 7,4% del PIB, la representatividad cayó a un 6,6% en 2019, y se profundizó con la pandemia alcanzando un 6,4% en 2020, esto según los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi).
En el período de 2013 a 2019 la Industria de la Construcción registró un crecimiento promedio anual de sólo 0,3% (en 2019 se registró una caída del 4,9%). Mientras que en 2020 el descenso fue de 17.4%.
El comienzo de la debacle se estima se inició cuando el gobierno nacional estableció fuertes recortes en el gasto público al segmento de obras de ingeniería civil. Entre 2013 y 2020 el gasto público destinado a este concepto se redujo un 40%, de hecho, sólo en 2020 el gasto público se redujo en un 8,6%. Asimismo, la inversión privada en construcción registró cifras negativas ese año, con una contracción del 18,3%.
Aun así, ha sido el sector privado es que ha ‘mantenido’ el sector. Del 100% de valor facturado a nivel nacional durante el periodo enero – junio 2021, un 58,8% (124.159 millones de pesos – o unos US$6.115 millones) correspondió a obra privada y el restante 41,2% a obra pública. De hecho, de acuerdo con un informe del Centro de Estudios Económicos del Sector de la Construcción (CEESCO), “a medida que los niveles de inversión pública y privada se dinamicen en la segunda mitad de 2021, el sector de la construcción podría crecer entre 8,5 y 10,5%; en caso contrario, se corre el riesgo de alargar aún más el período recesivo”.
Considerando que los niveles de inversión pública y privada se dinamicen en la segunda mitad de 2021, durante 2022, el sector podría alcanzar un crecimiento de entre 3,5 y 4,5%. Y puede ser que el año pasado haya mostrado algo de dinamismo. Según Álvaro Rodríguez, presidente de MPE Group (Montajes y Proyectos Especializados SA de CV), empresa dedicada al alquiler y venta de equipos especializados para montaje pesado o sobredimensionado, “si bien la industria ha estado algo lenta en los últimos dos-tres años, en el último trimestre de 2021 se empezaron a ver signos de recuperación, al menos en mi giro (…) Hemos recibido más solicitudes de cotización de renta y venta de equipos y eso indica que los proyectos están siendo liberados, muchos de ellos fueron pospuestos por diversas razones, tanto políticas como sanitarias pero se empieza a ver una leve mejora en la actividad industrial del país”, añade.
Recuperando efectos adversos
Si bien la industria ha estado algo lenta en los últimos dos-tres años, en el último trimestre de 2021 se empezaron a ver signos de recuperación.
Pero el camino de la recuperación será largo. La pandemia no hizo más que venir a complicar aún más el panorama y el año pasado el PIB de la construcción sufrió una de sus peores caídas, con una tasa de decrecimiento del 17,4%.
Otro factor que ha jugado en contra del sector es el costo de los materiales. Insumos como el acero, el aluminio y el cobre, se vieron afectados por el aumento de precios que generó la escasez de materia prima al interrumpirse las cadenas de suministro. El alza en el precio de los materiales al inicio de 2022 elevó hasta un 20% el costo de producción por metro cuadrado. Si el año pasado un metro cuadrado de obra gruesa requería inversiones por 6.000 pesos (US$295), actualmente asciende a unos 7.200 pesos (cerca de US$354).
Otro golpe que enfrentó México en 2020 fue la caída de 11,7% de la Inversión Extranjera Directa, la que sumó poco más de US$29.000 millones. “Esperemos que el gobierno ponga las condiciones adecuadas para que la inversión extranjera realice los proyectos industriales que se tenían planeados, si eso se da, podríamos volver a la normalidad muy pronto”, dice Rodríguez.
De acuerdo con estimaciones de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), este año será difícil recuperar la inversión en infraestructura. En los últimos 13 años, la inversión en construcción ha experimentado una contracción cercana al 38%, y aunque 2022 presente posibilidades de mejora, ante un descenso tan pronunciado revertir la situación tomará requerirá de mucho más tiempo.
Cruz Adrián Santos Macías, dirigente de la sección Ensenada de la CMIC señaló en un encuentro con medios de comunicación la necesidad de inyectar más presupuesto en infraestructura en el país. De acuerdo con la entidad el gobierno debería destinar por lo menos un 5% del PIB en infraestructura. “Ahora sólo se invierte un 2,6%, lo que deja al descubierto el serio retraso que tenemos en infraestructura, sobre todo el carretero, donde en ocasiones no se tiene ni para mantenimiento”, dijo Santos.
Francisco Solares Alemán, presidente nacional de la CMIC, ha señalado que recuperar los niveles de producción pre-pandémicos tardará al menos hasta 2024.
Estrategia integral
No cabe duda que el sector requiere urgentemente de una estrategia para retomar su posición en el mercado nacional, recuperando su participación en la economía. Es así como México planea sendos proyectos de inversiones. Ya Construcción Latinoamericana se ha referido con anterioridad a dos importantes paquetes de proyectos lanzados a finales de 2020. Son en total 68 proyectos que requerirían inversiones por unos 525.000 millones de pesos (unos US$26.600 millones y alrededor del 2,3% del PIB del país).
La administración del presidente Andrés Manuel López Obrador esperaba que estas iniciativas permitirian que la economía recuperara en 2021 la fuerza perdida. Si bien hubo movimiento, no fue el esperado.
Es así como a mediados del año pasado se presentó un tercer paquete de proyectos que incluyó más de una decena de iniciativas de comunicaciones y transporte por una inversión total de 70.000 millones de pesos (cerca de US$3.400 millones).
Pero además de la apertura de proyectos, un reto esencial para que las empresas de la industria recuperen la participación que tenían previa a la crisis, es ofrecer alternativas que fomenten el aumento de la inversión.
“El sector viene en una franca desaceleración, primero por la transición de gobierno y después por la pandemia. La caída en la demanda de múltiples servicios y productos generó que la gran mayoría de los planes de inversión de las empresas se detuvieran, y sin inversión la construcción es el primer sector en sufrir. Los tres megaproyectos del gobierno federal si bien son importantes y dan un respiro a las constructoras de mayor tamaño, las medianas requieren de la inversión privada para mantener su nivel de ventas”, sostiene Miguel Pérez Frías, director general de Sapco Energía, empresa especialista en proyectos de energía y oil & gas.
De acuerdo con el ejecutivo, si bien el sector de generación de energía estuvo sin inversiones nuevas desde hace un par de años “esperamos que se materialicen los proyectos de la Comisión Federal de Electricidad para sus 11 plantas nuevas de generación que nos permita retomar la carga de trabajo prepandemia”. De acuerdo con Pérez, “el sector de energía, tanto generación como petróleo -con los precios de crudo en estos niveles, muchos proyectos de explotación y gas se vuelven muy atractivos- deben ser los motores de la industria. Al mismo tiempo la recuperación de la economía incrementará la demanda de energía eléctrica”, asegura.
En este contexto es que la CMIC busca que se promuevan, con más fuerza, la demanda de servicios con beneficios fiscales al sector de la construcción. Dentro de los puntos mencionados por la entidad están: impulsar y privilegiar el gasto fiscal en inversión física productiva a través de los proyectos de infraestructura local, estatal y regional, así como en el ámbito federal; un gasto más inteligente y eficiente permitiendo reducir el desperdicio de recursos al interior de cada rubro; elevar el contenido nacional de los proyectos productivos de infraestructura con inversión y coinversión pública-privada, con el fin de garantizar que las empresas en México puedan convertirse en proveedoras de insumos y bienes de dichas obras y con ello preservar el empleo y el crecimiento económico del país; y generar un clima económico conveniente para la inversión; entre otros aspectos.
Financiamiento
Una de las prioridades del plan de trabajo del actual presidente de la CMIC es precisamente crear nuevas alianzas de financiamiento que abran la posibilidad a sus afiliados de acceder a créditos, distintos a las opciones actuales del mercado. En este sentido es importante destacar que la CMIC se ha asociado a Konfío, plataforma tecnológica que impulsa a las compañías en crecimiento, para entregar un beneficio exclusivo a sus constructoras afiliadas, ofreciéndoles acceso a créditos y opciones de financiamiento por hasta 3.000.000 de pesos mexicanos (unos US$150.000) a tasas preferenciales y adaptadas a sus necesidades.
“En este escenario, nos emociona seguir contribuyendo positivamente al crecimiento de las empresasmexicanas. Estamos seguros de que esta alianza con la CMIC incrementará el valor de nuestros servicios, al ofrecerles a las compañías beneficiarias un amplio abanico de soluciones financieras y tecnológicas que se adapten a sus necesidades y a la etapa de crecimiento en la que se encuentren, así como a superar los retos tras una época sin precedentes como la que enfrentamos actualmente”, explicó Luis Mondragón Guerra, director comercial de Konfío.
Tras buenos resultados durante el 2021, se espera seguir con la buena recuperación en producción para AHMSA, la mayor compañía siderúrgica en México.
Altos Hornos de México (AHMSA), una de las mayores siderúrgicas del país, aumentó su producción a 2 millones de toneladas de acero líquido durante el año 2021, que representa 5.2% más respecto al año previo, luego de la contracción de la economía mundial, por la pandemia del coronavirus y los problemas de reestructura financiera a su interior.
Dicho monto se traduce en 100,000 toneladas adicionales a lo registrado en igual periodo del 2020, cuando fabricó 1.9 millones de toneladas de acero. Aunque se encuentra lejos de los niveles del 2018, cuando produjo 4.5 millones de toneladas.
Al cierre de 2021, la acerera mexicana refleja la paulatina recuperación de los ritmos de producción en la empresa, luego de que el mercado internacional, principalmente Estados Unidos demandan de la materia prima para la elaboración de productos eléctricos, línea blanca, refrigeradores, autos y materiales de construcción en menor medida.
Luis Zamudio Miechielsen, director general de AHMSA, destacó el esfuerzo entregado por el personal, que permitió llegar a esos niveles de producción.
“En un año en que enfrentamos muchas dificultades, pero logramos avanzar en la recuperación productiva y financiera de la empresa a partir de una mejoría en los precios del acero”.
Para AHMSA, los planes en marcha para el año 2022 se encaminan a superar los niveles de operación registrados en 2021, con el fin de culminar la estabilización financiera de la empresa.
Desde el 2019, la siderúrgica enfrenta problemas financieros, tras la detención de su presidente del consejo directivo, Alonso Ancira, tras ser acusado de supuesta corrupción al vender a Petróleos Mexicanos una empresa a un sobrecosto.
La semana pasada, la empresa informó que busca un acuerdo de capitalización, o asociación, en el marco de su proceso de reestructura financiera, con el banco de inversión Jefferies LLC. “Se han realizado aproximaciones con posibles socios estratégicos y no estratégicos sin establecer exclusividad ni firma de acuerdos vinculantes”, comentó.
No obstante, tras los mantenimientos operativos realizados por Altos Hornos en sus diferentes áreas, la empresa ha logrado ahorros y a su vez incrementado su producción, resultado del 2021.
“Hubo mucha creatividad interna, aplicación en los programas de ahorro y eficiencia, y sobre todo voluntad para superar retos, lo que ha demostrado las fortalezas que ha acumulado AHMSA en sus 80 años de vida productiva”, agregó el director general.
La mayor parte del volumen registrado en el 2021 se obtuvo vía el arrabio (primera fusión del acero en el horno) generado en el Alto Horno 5 y a través del proceso de aceración en el sistema BO2, en tanto vía horno eléctrico se obtuvieron 400,000 toneladas de acero líquido, duplicando el nivel de 2020.
A partir de esos volúmenes de acero primario, la producción de planchón alcanzó a 1 millón 921,000 toneladas -100,000 más que el año anterior- y derivaron en 1 millón 632,000 toneladas de producto terminado, principalmente lámina rolada en caliente y en frío, placa, hojalata y lámina cromada.
Tras unas cifras positivas, se ha hallado que la chatarra como materia prima representa una eficaz solución para recuperación del precio del acero en México.
Entre agosto de 2020 y julio de 2021, los precios del acero en México vivieron una recuperación que no había sido vista en años, con alzas de 200% para el caso del acero plano y de 85% para el acero largo, una tendencia que comenzó a enfriarse en la segunda mitad del año pasado, conforme se incrementó la oferta y la demanda comenzó a desinflarse.
Hacia el futuro, el precio de este insumo utilizado en industrias clave para México, como la automotriz, estará vinculado a los precios de la chatarra, una materia prima que comenzará a tomar cada vez mayor relevancia conforme se camine hacia una industria siderúrgica más verde.
“Es un tema que debemos de seguir siempre. La chatarra es la materia prima que está ganando espacio en el contexto global”, dijo Adriana Carvalho, editora gerente para América Latina en S&P Global Platts a Bloomberg Línea en diciembre.
Poco más del 30% del acero que se fabrica en México se produce con chatarra, que en buena medida se importa desde Estados Unidos.
Como referencia, a nivel mundial el líder en la importación y su uso de chatarra es Turquía. Este país utiliza más del 80% de la chatarra en su producción siderúrgica, de acuerdo con The Bureau of International Recycling, un organismo internacional que aglutina a empresas y asociaciones nacionales de reciclaje.
El precio de la chatarra es sensible a la capacidad de recolección, un proceso en el que intervienen diversos factores como los efectos meteorológicos, que hacen que los precios de la chatarra proveniente de EE.UU. suban en el invierno.
“Los molinos está intentando subir los precios. Ya están visualizando esta presión de la chatarra”, agregó Carvalho, el mes pasado.
Analistas consideran que si bien el mercado mundial de la chatarra será ajustado a inicios de 2022, ante la baja oferta. El suministro de la chatarra comenzará a aumentar a la par de la recuperación de la industria automotriz.
“Todo el mundo habla de escasez de chatarra por los hornos eléctricos están aumentando la capacidad y la demanda de chatarra, pero no hay escasez de chatarra obsoleta”, dijo John Anton, director de Precios y Compras de IHS Markit, en una nota de S&P Global Platts, publicada a principios de enero. “Hay mucha chatarra obsoleta, solo hay que ir un poco más lejos para conseguirla”.
La perspectiva hacia finales de 2022 e inicios de 2023 considera una perspectiva bajista en el mercado internacional de chatarra, ante una mayor oferta principalmente proveniente de China.
La chatarra es utilizada en hornos de arco eléctrico (EAF por sus siglas en inglés), que son menos intensivos en la generación de emisiones contaminantes.
Esto está impulsando a que exportadores y entidad financieras impongan condiciones para garantizar la sustentabilidad. Por ejemplo, a la Unión Europea a emitir legislación que en 2024 vinculará la exportación de su chatarra a auditorías externas que garanticen su manejo sustentable en terceros países.
En México, BBVA México, el principal banco del país, firmó en octubre con la acerera Gerdau Corsa un convenio de sustentabilidad sobre un contrato de crédito para la importación de chatarra como materia prima, por un monto de US $60 millones de dólares.
Luego de una crisis constante en el sector, iniciada un tiempo atrás, actualmente se ve lejana la recuperación de la construcción en México.
Uno de los motores más importantes de la economía mexicana, el sector de la construcción, no ha parado de desacelerarse desde 2016, una crisis que se remonta más atrás y que aún no encuentra una recuperación firme.
Tan solo en 2020 el PIB de la construcción se hundió (-)17.2%, más del doble de lo que cayó la economía en ese año y después de una caída de (-)5% en 2019, previo a la pandemia, convirtiéndose así en la peor crisis que ha vivido el sector en las últimas tres décadas. La caída en la producción del sector constructor vino precedida de un desplome de la inversión en la construcción desde 2017 y que no ha parado, a tal grado que el nivel de inversión actual es comparable al registrado en 2005, configurando un retroceso de más de década y media.
La crisis que vive la construcción en México -un sector que llegó a representar el 10% del PIB en 2009, que se hundió a 5.9% en 2019 y que se estima en alrededor de 7% en 2021- si bien se agravó en los últimos tres años, no comenzó con el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. Viene de tiempo atrás y encuentra sus raíces desde hace una década.
Pero el tobogán en el que entró la construcción desde poco más de un lustro aún no ve su final. Si bien el rebote de la economía que inició en el segundo semestre de 2020 y se extendió durante el primer semestre del año pasado -después del estallido de la grave crisis sanitaria en el primer semestre de 2020- también hizo rebotar a la construcción; su recuperación se agotó en junio del año pasado y desde allí inició un nuevo descenso que a noviembre, último dato disponible, no se ha detenido.
El indicador de la produccion de la industria de la construcción -que incluye la producción de empresas constructoras y la autoconstrucción, con cifras desestacionalizadas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi)- cayó (-)0.6% intermensual en noviembre, sumando su tercera caída mensual consecutiva y situándose al nivel de enero de 2021, lo que borró la recuperación del año pasado. Peor aún, el dato de noviembre representa una caída de (-)21.7% respecto de noviembre de 2016, hace 5 años, el año en el que la construcción alcanzó su mejor nivel en la última década.
El valor de la producción generada por las empresas constructoras en el país también refleja una tendencia poco favorable. En noviembre este índice creció solo 0.1% intermensual, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Empresas Constructoras (EMEC) del Inegi. Se trata de una recuperación mínima después de una caída de 2.2% mensual en octubre explicada, según expertos, por la falta de inversión pública en estados sin obras insignia y por las presiones inflacionarias durante 2021.
Pero sería un error creer que las penurias que tienen sumida a la industria de la construcción en un ya larga crisis iniciaron con la pandemia. La inversión en el sector de la construcción se mantuvo en niveles muy similares durante casi una década, con altibajos estacionales, entre 2008 y 2016, de acuerdo con el Indicador Mensual de la Formación Bruta de Capital Fijo (IMFBCF). Pero iniciando 2017 comienza una clara tendencia a la baja de la inversión en el sector.
El fenómeno se aceleró a partir de 2018, potencialmente a raíz de las elecciones federales que llevaron a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) al Palacio de Gobierno, y con la pandemia los flujos de inversión al sector construcción recibieron un golpe que, para noviembre del año pasado, se encontraban en niveles de 2005, hace 16 años.
La pérdida de potencia de la construcción en la economía también se refleja en la confianza de los empresarios de esta industria, particularmente en lo que respecta a su disposición para invertir, que lleva años a la baja de acuerdo con Encuesta Mensual de Opinión Empresarial (EMOE).
Se puede observar una visión cada vez más pesimista sobre el momento adecuado para invertir desde el año 2013, según datos de Inegi. Si bien hay brotes coyunturales de optimismo súbito en 2014, 2017 y 2018, la tendencia de largo plazo se mantiene a la baja hasta la llegada de la pandemia. Y aunque desde mayo del 2020 se observa una recuperación, las últimas mediciones sugieren que se ha tocado un posible tope.
Hay varios factores que podrían producir este retroceso. Pero el más relevante está íntimamente ligado a la falta de inversión en obras públicas que ha impactado al dinamismo del sector en su conjunto desde hace varios años atrás.
En el caso de la categoría de agua, riego y saneamiento, la caída parece haber empezado alrededor del 2012-2013; mientras que en petróleo y petroquímica, así como en transporte y urbanización, la baja inicia a partir de 2010.
Incluso sectores más ligados a las actividades del sector privado, específicamente la construcción residencial, podrían haberse visto afectados desde hace años por el cambio de políticas del gobierno federal. “Hace más de 10 años, eran muy famosos los desarrolladores de vivienda de interés social; que tuvieron su auge apoyados por programas gubernamentales”, dijo Miguel Angel Enriquez, vicepresidente de Inversiones y Nuevos Negocios en ALIGNMEX Real Estate Capital, una firma de inversiones inmobiliarias, y SÌRENTA, un desarrollador inmobiliario.
“Pero a raíz de ciertos cambios en las metas o perspectivas gubernamentales, los apoyos fueron siendo diferentes, los desarrolladores de vivienda tuvieron que, en algunos casos, salir del negocio, o en otros casos reconfigurar su modelo comercial”, dijo Enríquez.
De todas formas, sí se debe reconocer que tanto la llegada del actual gobierno como las condiciones económicas creadas por la crisis sanitaria fueron factores que aceleraron la caída del sector de la construcción. Basta ver el comportamiento histórico del Indicador Mensual de la Actividad Industrial (IMAI). La pandemia provocó una fuerte caída de este índice y, por las condiciones económicas adversas, la recuperación de la construcción está parada en seco desde mediados del año pasado.
Miguel Angel Enriquez concuerda que ambos eventos han tenido efectos negativos en la industria de la construcción. “En años recientes, al menos en la Ciudad de México, vimos una pausa importante en el tema del desarrollo inmobiliario, por todo este tema de permisos que se están revisando, que sin duda pausa y retrasa el desarrollo de grandes proyectos”, apunta sobre las barreras legislativas y regulatorias que ha enfrentado la industria con la actual administración.
A lo anterior, el sector tuvo que lidiar con los graves efectos inflacionarios en las materias primas, principalmente el acero, que han complicado la recuperación de los desarrolladores, como lo confirma Enríquez.
El freno en la recuperación de un sector tan influyente en el dinamismo de la economía nacional, ha abonado al estancamiento económico que vive México, incluso más allá de la coyuntura pandémica.
En días pasados, el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, adelantó que en los próximas semanas el presidente López Obrador hará un nuevo anuncio sobre un paquete de proyectos de infraestructura que los economistas esperan sean mucho más efectivo que los anunciados en años anteriores, y que no lograron acelerar los motores de un sector de la construcción que no ha parado de caer.
Se espera una gran inversión para zona industrial en Puebla en 2022, lo cual permitirá la instalación de empresas locales y extranjeras.
El gobierno estatal invertirá 300 millones de pesos para la construcción de un parque industrial en el municipio de San Martín Texmelucan, reveló el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta.
El mandatario señaló en conferencia de prensa que ya fue definida la zona donde será instalado el complejo industrial, mientras que el propietario del mismo comenzó con la entrega de documentos y estudios técnicos necesarios para obtener el permiso de construcción de las autoridades.
“El tema de la adquisición de un predio que va a ser destinado al parque industrial en San Martín Texmelucan ya está determinado, ya es un asunto definido, ya tiene el gobierno diálogo con la empresa propietaria del inmueble, ya estamos en toda esta acumulación de requisitos para llevarlo a cabo, la inversión es de más de 300 millones de pesos por parte del gobierno del estado”.
Barbosa destacó que la obra será ejecutada en coordinación con la presidenta municipal de San Martín Texmelucan, Norma Layón Aarun, pues ya hay contacto entre ambas administraciones para este fin.
Fue el 27 de enero pasado cuando la titular de la Secretaría de Economía (SE), Olivia Salomón Vibaldo, adelantó que el parque industrial de San Martín Texmelucan será construido durante 2022 y se espera que los espacios permitan la instalación de nuevas empresas e inversiones de capital local, nacional y extranjero.
El norte del país está siendo testigo de la gran producción de acero en la industria mexicana tras la inversión de la compañía Ternium.
El laminador, el más moderno de América Latina, tiene una longitud de casi un kilómetro y una capacidad productiva de 4.4 millones de toneladas de acero al año.
El laminador en caliente de la nueva planta de Pesquería de Ternium, que presiden Máximo Vedoya como CEO global y César Jiménez como CEO en México, ya produjo su primer millón de toneladas de acero laminado, que es un insumo básico para las industrias automotriz y de enseres domésticos.
Éste, el más moderno de América Latina, tiene una longitud de casi un kilómetro y una capacidad productiva de 4.4 millones de toneladas de acero al año y puede producir lámina en espesores tan delgados como de 1.2 milímetros y tan gruesos como de 25.4 y desde 900 hasta mil 950 milímetros de ancho.
Nos cuentan que la compañía invirtió 2 mil 520 millones de dólares para las fases 1 y 2 del Centro Industrial Ternium, que integra la planta del laminador en caliente y las líneas de galvanizado y pintado, que arrancaron operaciones en 2019. Ternium se ha convertido en uno de los más importantes inversionistas en Nuevo León y, sin duda, en Pesquería, donde también ha invertido en la escuela técnica Roberto Rocca para preparar a jóvenes en mecatrónica y electromecánica. Contar con este abastecimiento de acero será fundamental para que la industria mexicana aproveche la recuperación de la economía mexicana y las oportunidades del TMEC.
La innovación en procesos de producción del acero ha llegado a México de la mano de Ternium, empresa líder en la industria de América Latina.
Ternium invirtió en un nuevo Laminador en Caliente en Pesquería, Nuevo León, el cual cuenta con una longitud de casi un kilómetro y una capacidad productiva de 4.4 millones de toneladas de acero al año, siendo el molino más moderno de América Latina.
Ubicado en el Centro Industrial Ternium, el Laminador en Caliente permitirá atender la demanda de nuevos mercados como el automotriz, línea blanca y metalmecánico, mediante aceros con cualidades estructurales especiales. Por ejemplo, puede laminar espesores tan delgados como de 1.2 milímetros y tan gruesos como de 25.4. En cuanto al ancho, lamina desde 900 hasta 1,950 milímetros.
Esta nueva planta tiene los últimos equipos en tecnología Industria 4.0 y está 100% automatizada, al contar con más de seis mil sensores instalados a lo largo y ancho de toda la infraestructura. Dispone de una interfaz que permite la operación y supervisión de todas las líneas de producción de manera remota, donde se pueden adquirir unas 120 mil variables cada 20 milisegundos.
Otras de las tecnologías que se incorporaron fue la de realidad virtual para el desarrollo de los modelos 3D, cuyo objetivo es dar seguimiento al producto dentro del laminador. Asimismo, se añadieron dispositivos de ubicación e-beacons (IoT) con información en tiempo real para apoyar al área de Mantenimiento durante sus recorridos por las líneas.
Todo el hardware para el soporte de esta plataforma está concentrado en un mismo sitio. Es una estructura que cuenta con servidores para virtualización hipercovergente que permiten la ejecución de 42 servidores virtuales y más de 100 HMI (Human Machine Interface). Con ello se reduce la cantidad de equipos instalados en planta, se disminuye el mantenimiento y se consigue una alta disponibilidad a prueba de fallos.
La incorporación de esta virtualización, coloca a Ternium en el top de las empresas más avanzadas en tecnología en el sector industrial. Actualmente, no existe ninguna otra operación logística en el mundo siderúrgico con el nivel de automatismo de este Laminador en Caliente.
Incluso, para el desarrollo de este laminador participaron expertos de ingeniería de países como Japón, Italia, México, Alemania, España, Estados Unidos, India, Austria y Corea.
Algunos aspectos a destacar en su construcción son:
Se utilizaron 184,400 m3 de concreto (75 piscinas olímpicas)
26,200 toneladas de estructura de acero (3.6 torres Eiffel)
Más de 33 mil toneladas de equipos (Alrededor 23,500 automóviles)
5,700 toneladas de tubería
2,400 kilómetros de cables (La distancia de Monterrey a Cancún)
La operación de un laminador como este requiere del personal más capacitado. Por ello, Ternium destina más de 31 mil horas de entrenamientos a técnicos y colaboradores, lo que permite el desarrollo profesional de los trabajadores.
Al igual que todo el Centro Industrial Ternium en Pesquería, el Laminador en Caliente cuenta con todas las certificaciones ambientales como LEED, que otorga el Consejo de la Construcción Verde de Estados Unidos.
Avances en la digitalización
La transformación digital de Ternium, reflejada en este Laminador en Caliente, es clave para la adopción de nuevas tecnologías como analytics, inteligencia artificial, modelos adaptativos de última generación, realidad aumentada, entre otros, y está estructurada en tres etapas:
1. Empresa en tiempo real 2. Negocio extendido 3. S.M.A.R.T. Factory (Social & Mobile, Analytics, Robots, Internet of Things)
Actualmente, Ternium está en la etapa de S.M.A.R.T. Factory, concentrando parte de sus esfuerzos en Analytics, que incluyen temas de seguridad, mantenimiento predictivo, calidad y ventas.
Un futuro con acero inteligente
Con este salto importante al evolucionar a la industria 4.0, la cual permite combinar técnicas avanzadas de producción y operaciones con tecnologías inteligentes que se integran en la organización, las personas y los activos, Ternium lidera la transformación digital en el sector siderúrgico al producir aceros altamente especializados.
El Centro Industrial Ternium es la sede del futuro, con algoritmos que llevan a la acción y equipos automatizados capaces de registrar y analizar cientos de miles de operaciones por segundo en tiempo real. Es la simbiosis perfecta entre seres humanos, tecnología e inteligencia artificial. En pocas palabras, el acero del futuro, hoy.
En menos de una década, Ternium ha convertido al municipio de Pesquería, Nuevo León; en uno de los principales polos industriales del país.