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Nuevas conversaciones entre EE.UU. y China para llegar a un acuerdo y frenar la guerra comercial podrían iniciarse “muy pronto”. Así lo aseguró el presidente de EE.UU., Donald Trump, este lunes 26 de agosto de 2019 en la cumbre del G7 en Francia.

El Mandatario norteamericano dijo que las autoridades chinas manifestaron su interés por volver a las negociaciones comerciales. Esto después de que el 23 de agosto ambos países advirtieran de nuevos incrementos arancelarios.

Trump anunció su intención de aumentar los aranceles del 25% al 30% a productos chinos por un valor de $ 250.000 millones a partir del 1 de octubre, y del 10% al 15% a otros bienes por $ 300.000 millones desde el 1 de septiembre de 2019. Además, amenazó con retirar a las empresas estadounidenses del país asiático.

Mientras tanto, China dijo que respondería con un incremento del 5% al 10% los aranceles a productos procedentes de EE.UU. por un valor de $ 75.000 millones.

“Estamos dispuestos a solucionar la disputa comercial con EE. UU. mediante negociaciones tranquilas. Nos oponemos por completo al recrudecimiento de la guerra comercial, que no es beneficiosa ni para EE.UU. ni para China, ni para el mundo”, afirmó este lunes 26 de agosto de 2019 el viceprimer ministro Liu He.

Trump no descartó retrasar o cancelar los aranceles a China.
La guerra comercial y sus repercusiones mundiales

La guerra comercial entre China y Estados Unidos se agudizó desde 2017 con la nueva administración estadounidense.

El gobierno de Trump ha abogado abiertamente por el unilateralismo, el proteccionismo y la hegemonía económica, sobre todo en contra de China.

En una publicación oficial, el gobierno chino manifiesta su deseo por “promover la cooperación comercial y desarrollar fuertes vínculos con EE.UU. China no quiere una guerra comercial, pero tampoco le tiene miedo y luchará si es necesario”.

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“La cooperación es la única opción correcta para China y EE.UU. y solo el enfoque de ganancia compartida conducirá a un futuro mejor”, detalla el documento.

Jorge Orbe, analista internacional del Instituto de Altos Estudios Nacionales, explica que la guerra comercial ocurre porque Estados Unidos no quiere perder su hegemonía económica mundial.

El Fondo Monetario Internacional proyecta cada vez menores crecimientos económicos para los países.

Para EE.UU. se estima que crecerá 2% este año y disminuirá paulatinamente hasta llegar al 1,4% en 2023. Mientras que la economía China aumentará 6,2% en 2019 y 5,6% dentro de cuatro años. “Para EE.UU. es inconcebible que China pueda superarlo”, comenta Orbe.

El crecimiento de China se da, según el académico, porque el aparato industrial de Europa y EE.UU. se encuentra en países de Asia del Pacífico, fundamentalmente en China.

Según Orbe, se prevé que el país asiático sea la primera economía mundial en no más de diez años. Es así que si continúa la guerra arancelaria, las consecuencias se sentirán en todos los continentes.

El informe Perspectivas Económicas Mundiales, publicado por el Banco Mundial en 2018, señala que el aumento general de los aranceles se traduciría en un descenso del comercio global hasta el 9% en 2020.

Por su parte, la Organización Mundial del Comercio (OMC) alerta sobre la desaparición del 60% del comercio internacional.

Las decisiones que ambos países tomen afectarían a las economías emergentes y a los países latinoamericanos como Ecuador.

Para Ramiro Crespo, director General de Analytica Investments, esto causaría que el consumidor tenga menos capacidad adquisitiva, aumentaría el desempleo y disminuiría la demanda de productos ecuatorianos en el mundo.

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Además, Crespo explica que al ser el dólar una moneda más fuerte, los productos ecuatorianos de exportación se volverían más caros. “La confrontación entre esas potencias es inevitable porque Estados Unidos no aceptará que China lo supere como el gran hegemónico de la economía mundial. Nosotros seremos víctimas de esas tensiones”, concluye Orbe. (I)

Fuente: EL TELÉGRAFO, ECUADOR

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